Queridos amigos.No había mucho que sacar. La Media
Distancia deja en evidencia que no perdona.
Y tras una
semana en las que el cuerpo no terminaba de reponerse después de una
acumulación de entrenos, en el kilómetro 55 del sector ciclista en Jumilla, mi
cuerpo dijo basta.
El día previo me dejaba entrever que el cuerpo no
estaba recuperado al 100%, y una carrera suave me ponía en situación. Me
propuse sacar pensamientos positivos en lo que restaba para la carrera, comer
adecuadamente y descansar el máximo tiempo posible. Más, no podía hacer.
La noche anterior a la prueba no fue la mejor. El insomnio
se apoderaba de mí y no pegué mucho ojo, acompañándolo de una sensación rara
entre frío y calor. En resumen una noche poco propicia para tener que afrontar
un MD duro al día siguiente.
Por la mañana más de lo mismo. Destemplado y un leve
dolor de cabeza. Solo quedaba sobreponerse y luchar contra viento y marea.
La
Carrera
Me gustaría ser breve y directo en la crónica, ya
que creo que no tengo mucho que aportaros sobre mi rendimiento en competición.
La natación marcada por un frío embalse, me dejaba
en primera posición antes de llegar a la primera boya. De ahí hasta la T1, fui incrementando
la distancia con los perseguidores.
Fue tocar la bici, ponerme de pie sobre ella, y
saber de qué iba a ir el rollo durante la mañana. Sufrir, aguantar el dolor de
patas y cabeza fría. Sin fuerza y sin ritmo, intenté por todos los medios ir acomodándome
en una cadencia y ritmo que me permitiera no gastar en exceso, pero que tampoco
me fuese penalizando segundos. Al paso por el Km 35, me cantan que la ventaja
sobre el segundo clasificado está cerca de los 6´30” , por lo que mi cabeza me
pedía seguir luchando.
El cuerpo, en cambio, empezaba a mostrarme síntomas
de flojedad. Y al paso por el km 48, mis piernas no mueven desarrollo, la
cadencia es absurda y mis alertas empiezan a encenderse una a una. Hambre,
fundimiento y escalofríos. Ni la correcta alimentación ha sido suficiente para
apaliar el eminente desastre.
En ese preciso instante, y tras unos pocos
kilómetros batallando contra mi propio cuerpo, decido abandonar. Pero no por el
simple hecho de no querer sufrir más, sino teniendo en cuenta el poco tiempo
que queda para llegar a Arenales con garantías. Sinceramente, y siendo egoísta,
decidí terminar con el calvario, ir a casa, recuperar, y buscar soluciones. Por
otro lado, decepcionado por no poder “cumplir” con mis esponsor.
Atrás queda esto, y ahora solo mirar hacia delante,
y confiar en que saldrá el curro que tanto mi entrenador Alejandro Santamaría y
yo llevamos haciendo meses.
Gracias a todos por estar cerca, y ya sabéis. Bicho
malo, nunca muere. Saludos